Ha sido acogido un nuevo recurso de protección en Valparaíso que hemos presentado junto a vecinos de subida Cumming por los problemas derivados del comercio ilegal y las incivilidades y delitos que ocurren en la zona.
En él, la corte de Valparaíso tuvo por acreditados los hechos señalando que “De este modo, es posible tener por cierta la efectividad de los hechos que sustentan el presente recurso de protección, tales como riñas, alto ruido que excede el rango permitido, robos, balaceras, etc.
Y junto a ello señaló que “Que, si bien las autoridades en contra de las cuales se dirige el recurso han informado una serie de medidas que han adoptado, cada una dentro de sus competencias, lo cierto es que, de acuerdo a lo que se ha señalado en el motivo que antecede, las mismas han resultado insuficientes e ineficaces para controlar el orden público en el sector que refiere el recurso”.
Vale decir, la Corte de apelaciones establece que es posible reprochar falta de coordinación o al menos una coordinación deficiente, a lo que están obligados los órganos públicos, agregando que este deber no puede entenderse cumplido con medidas de carácter formal, como lo son reuniones semestrales de coordinación, cuando de ellas no emanan acciones eficaces y periódicas que permitan resguardar debidamente el orden público.
De este modo, junto con haberse acreditado la afectación de la integridad psíquica de los recurrentes y su derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha fijado un estándar de actuación más exigente para la Municipalidad de Valparaíso, Carabineros y el delegado presidencial dada la intensidad de las contravenciones que ocurren en la ciudad y los escasos resultados que sus planes han tenido hasta ahora en materia de orden público y control del comercio ilegal y de ruidos molestos.
Por último, no olvidemos el rol de cada uno para que la ciudad sea mejor. Convivir en la ciudad, es decir, en sociedad, es el gran acto político de nuestro tiempo y no hay más epopeya que responsabilizarse por él. Y ello es así por cuanto el ser humano es voluntad y discernimiento y sobre esa convicción ética descansa la democracia.